Salvia (Salvia officinalis)
Salvia (Salvia officinalis)
La salvia es una planta leñosa en su base y herbácea en las partes superiores; tiene unas hojas grandes, estrechas y aovadas, con borde dentado; su olor es aromático y su sabor algo amargo.
Las flores son azules -aunque en muchos casos tienen matices violáceos- y se agrupan en rodajuelas.
Lo más distintivo de esta planta son sus estambres, que se reducen a un par, con sólo media antera cada uno.
Se cría en las áridas llanuras de Castilla, Aragón y Cataluña, así como en buena parte de Andalucía.
La salvia empieza a florecer en mayo, prolongándose durante todo el verano.
Se recolectan las hojas -principalmente de las plantas jóvenes- y también las sumidades a punto de abrir sus flores.
Se recomienda realizar la recogida en un día soleado y bien entrada la mañana.
El secado se hace por separado (hojas y sumidades), en secadero y a una temperatura de 35°C; una vez seco, el material se guarda en tarritos limpios y secos.
La conservación no requiere de condiciones especiales.
En la salvia encontramos un aceite esencial, rico en tuyona, cineol y borneol.
También aparecen materias tánicas y sustancias amargas, resinas, fécula, albuminoides, ácido fosfórico y en la raíz se ha encontrado algo de asparagina.
En la medicina popular esta planta ha sido muy empleada para tratar trastornos gástricos, calambres, timpanitis y diarrea.
La esencia tiene una acción antiséptica, eupéptica y antisudoral; desde siempre se le ha reconocido su eficacia para evitar o disminuir los sudores nocturnos de los que padecen fiebre.
Otra acción que se le reconoce es que normaliza las funciones menstruales en la mujer.
Y asimismo se asegura que reduce significativamente el nivel de azúcar en sangre, por lo que se utiliza como hipoglucemiante.
A nivel externo se dice que es astringente, por la presencia de taninos, siendo un buen antiséptico y cicatrizante.
No olvidemos que con las esencias hay que tomar siempre precauciones; así que no se debe abusar de la planta ya que en dosis elevadas puede resultar neurotóxica y convulsionante; también puede producir irritaciones cutáneas.
En general, el uso de toda la planta está contraindicado en lactantes y personas con insuficiencia renal.
Por último, hay que mencionar que gracias a sus propiedades estomacales la planta se emplea también como condimento culinario; en efecto, cuando sea posible, se pueden emplear las hojas frescas de salvia: se pican y añaden a sopas, guisados y platos con todo tipo de verduras.
.- Infusión. A razón de 20 gr. de la planta por litro de agua.
Se prepara una infusión estomacal de la cual se pueden tomar 3 tazas al día.
.- Esencia. De 2 a 4 gotas, 2 ó 3 veces al día, administradas sobre un terrón de azúcar.
Es importante no sobrepasar esta dosis.
.- Tintura. A partir de alcohol rebajado, se mezclan una parte de salvia y 10 del alcohol aguado, macerándolo con agitación durante una semana; posteriormente se filtra y se toma a razón de 35-40 gotas, dos veces al día.
En el mercado farmacéutico se encuentran disponibles las hojas y sumidades floridas en muchas formas farmacéuticas: planta troceada, comprimidos, extracto, tintura, aceite, cápsulas, etc.
Antiséptico. Estimulante apetito. Hipoglucemiante.
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